La Tejeda de Tosande es un mágico rincón de bosque
Lo más curioso de este árbol se encuentra en su interior, ya que posee una toxina letal en todas sus partes, salvando el fruto, pero no su semilla. Esta condición, sumada a que su longevidad está dada por su capacidad de regeneración, ha hecho de este árbol parte de nuestra cultura. Aunque podríamos pensar que el tejo es un árbol peligroso, es mucho más intrincado que todo eso, pues se tiene demostrado que da la vida pero también te la quita.
Ha sido considerado un árbol sagrado para los cántabros, que significaba la vida y la muerte, la eternidad. De su madera se sacaban los druidas bastones, se practicaban ceremonias al refugio de su denso follaje e incluso se realizaban ponzoñas con su veneno. Los Tejos eran también conocidos en los aquelarres de meigas y brujas.
Cuenta la leyenda de la belleza y bondad de una muchacha en un recóndito rincón de la Montaña Palentina. Ningún joven de aquellos pueblos escondidos en el valle se atrevían a acercarse a ella. Era la hija del Gigante del Valle Estrecho.
Sumida en su desdicha, después de varios intentos por alejarse de su padre, ideó una forma para escapar. Con la ayuda de algunos vecinos, buenos conocedores del bosque y los misterios que encierra, recopiló plantas con las que preparó un brebaje.
El Gigante, como hacía habitualmente, se sentó a comer con voraz apetito y aquella comida regada con el brebaje preparado le sumió en un placentero sueño que permitió a su bella hija huir hacia la Peña Redonda y desde aquí hacia el horizonte ifinito de la Tierra de Campos.
Al despertar de aquel profundo sueño y consciente de lo que había ocurrido arruinó con sus propias manos su vivienda cuyos restos aún se pueden ver en los ‘Castros de la Vega’.
Y cuentan que durante mucho tiempo, al atardecer, subía a la Peña Redonda para otear las llanuras por las que se había marchado una parte de él mismo. Hasta que en una ocasión se tumbó con la esperanza de ver regresar a su hija.
Y aunque el Gigante mantiene su sueño, sus lágrimas siguen derramándose por la montaña y brotando en la conocida ‘Fuente Deshondonada’ que resurge con más fuerza cuando se aproxima la fecha de aquella triste partida.
Valle de Pineda.
Los grandes mamíferos disfrutan de amplios espacios. El oso pardo se desplaza por dichos valles y montañas en sus correrías. El lobo también
tiene presencia en estos pagos. Ciervos y corzos son abundantes y el rebeco deambula en las zonas más altas.
En el río abunda la apreciada trucha común. El pozo Curavacas alberga al tritón alpino y la rana bermeja.
Entre los roedores, en los pastizales de cervuno corretea el topillo nival.
Anidan aquí entre otras aves el treparriscos, el acentor y gorrión alpinos, el pechiazul.
Podemos contemplar también sobre las cumbres el vuelo de las grandes rapaces que anidan en los cantiles y riscos: el águila real, el alimoche y el buitre leonado que tiene su colonia en la cercana Peña Santa.
Pozo de las Lomas.
Mucho tiempo atrás, ya recorrían estos parajes los pastores con sus rebaños trashumantes. Ahora que las ovejas merinas ya no pastan estos puertos, su lugar lo han ocupado las vacas procedentes de los cercanos valles de la Liébana, a cuyas gentes arriendan los pastos los lugareños.
De la antigua actividad pastoril, para algunos origen de estos pueblos, quedan algunos chozos derruidos y la sana costumbre de agasajar a los visitantes con la caldereta de carne de oveja. Los vecinos de Cardaño han reconstruido en las inmediaciones del pueblo un chozo de pastores que se puede visitar.
El lobo (Canis lupus)
Difícilmente vamos a encontrar una especie animal más polémica que el lobo. Por su depredación a los animales domésticos el lobo ha sido exterminado en buena parte del mundo. Ya desde tiempo inmemoriales, la Península Ibérica ha estado ocupada por este cánido y la Montaña Palentina, no ha sido menos. En muchos de nuestros ayuntamientos se conservan aún escritos donde nos hablan de la abundancia de la especie y de los daños a los ganados y en las antiguas ordenanzas esta que era de obligado cumplimiento salir de batida, y el hecho de negarse era objeto de fuertes sanciones.
Adaptada la especie a los continuos cambios introducidos por el hombre en el medio ambiente, su distribución y abundancia está en consonancia con las posibilidades alimenticias, el refugio para la manada y la presión ejercida por el hombre.
No es fácil ver al lobo en la Montaña Palentina, pero es una especie que se encuentra bien adaptada en las zonas de Alta Montaña. Basa su alimentación en los grandes herbívoros salvajes como el corzo y el venado y ocasionalmente el jabalí, pero no abandona los ataques al ganado domestico.
Recorremos en una ruta circular con inicio en Aguilar de Campoo hacia Lomilla donde disfrutaremos de la Iglesia de San Esteban que alberga un impresionante calvario gótico del siglo XIV, En Becerril del Carpio veremos lo que fuera el Monasterio de San Vicente. Iglesia de estilo románico y planta semicircular, edificada a principios del siglo XI.
Nos dirigimos a Santibáñez de Ecla, en cuyo término municipal se encuentra el Monasterio de San Andrés de Arroyo, ocupado desde el medievo por monjas bernardas del cister. Fundado por doña Mencía, hermana de doña Berenguela e hija del Rey Alfonso VIII, de alli nos dirigimos a Moarves de Ojeda, donde destaca su Iglesia de San Juan Bautista, a menos de 1 km de Olmos de Ojeda nos encontramos con el Monasterio de Santa Eufemia de Cozuelos.
En Vallespinos de Aguilar nos encontramos con la Ermita de Santa Cecilia enclavada en una roca.
Terminamos el recorrido en Aguilar de Campoo.

Nuestra segunda ruta la iniciamos en Matalbaniega, visitando la Iglesia de San Martín, que al parecer perteneció a un antiguo monasterio, de ahí su riqueza ornamental y su alta calidad artística, donado por Alfonso VIII a los premostatenses de Aguilar.
En Cillamayor, la Iglesia de Santa María la Real, conserva un interesante ábside, ventanales con archivoltas de medio punto y una sencilla portada. La localidad de Villanueva de la Torre, recibe su nombre de una recia Torre medieval del siglo XI. Medieval y del siglo XII es la Iglesia de Santa Marina. La Iglesia de San Cipriano de Revilla de Santullán, es uno de los mejores ejemplares del románico rural palentino.
En Brañosera, su maltratada Iglesia de Santa Eulalia conserva restos del edificio románico y una interesante pila bautismal de la época y decorada con motivos vegetales y geométricos. Ya en en Salcedillo, en el centro del pueblo, junto al puente sobre el Río Camesa está la Iglesia parroquial de San Martín Obispo.
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